Crea prioridades de gasto.
Siéntate, piensa en lo que quieres lograr con tu dinero y luego crea una lista de prioridades de gasto que te resulte útil. Luego, gasta de acuerdo a esas prioridades. Tus gastos estarán más en línea con tus valores, y como resultado; serás más feliz.
Si tienes un cónyuge, esto también los involucra. Debes comunicarte continuamente con tu pareja sobre cuáles son las cosas importantes en las que quieren gastar su dinero. Durante los 30 años, los temas giran en torno a las actualizaciones del hogar, los viajes, la inversión y en algunos casos, los hijos.
Invierte en un seguro
Tu salud e incluso la salud de tu familia deber tener un seguro que los proteja ante alguna situación inesperada.
Es cierto que pagar por seguros es incurrir en otro gasto, pero en este caso ese gasto se convierte en una inversión si algo extraordinario ocurre; y debes hacer uso del seguro por el cual pagaste.
Si algo ocurre (ojalá que no) agradecerás haber tomado la decisión inteligente de haberte asegurado.
Compra lo que de verdad necesitas.
Cuando compras, no solo el valor del producto comienza a depreciarse inmediatamente, sino que también lo hace la “alegría” de la compra inicial. La emoción de tener algo que mostrar. Esos zapatos increíbles que compraste hoy, para la próxima semana, solo serán eso, zapatos.
Planea el futuro de tus hijos.
Si tienes una familia joven, o si estás planeando tener hijos; ahora es el momento de prepararse para los costos que pueden conllevar tenerlos.
Desde proporcionar los elementos esenciales para su supervivencia, el pago de actividades extra curriculares, el jardín, el colegio y la universidad. Cuanto antes empieces a ahorrar para la educación universitaria de tu hijo, mucho mejor.
No es una obligación cubrir completamente los costos universitarios, pero sí es importante ayudarlos. Impúlsalos a que soliciten becas, o trabajen mientras están en la escuela. Esto los hará madurar y valorar más las oportunidades
No pares de aprender
Puede que esto no te parezca una de las reglas financieras, pero si lo piensas bien, tú tienes un valor en el mercado. Tus habilidades y conocimientos incrementan o disminuyen ese valor. En lugar de estancarte, continúa desarrollando nuevas habilidades. Construye tu capital humano para que puedas justificar promociones y aumentos. Sigue aprendiendo y mantén tus habilidades en forma. De esa manera siempre serás valioso para alguien, incluso si pierdes tu trabajo. Si tienes empresa, tu valor será parte de ella. Esto te dará la posibilidad de cobrar más por tus productos y tener mayor confianza y lealtad de tus clientes.
Gasta menos en casa.
Es increíble la cantidad de dinero que literalmente desperdiciamos solo en casa. Consumimos recursos de manera innecesaria, lo cual no le hace bien ni al planeta ni a tu bolsillo.
Averigua todas las formas en las que puedes gastar menos agua, menos luz, menos gas, menos papel, como reciclar, etc.
Ten un presupuesto definido
Seguro confías en ti mismo y crees saber cuánto ganas, cuánto gastas y cuánto te queda. Si no tienes un presupuesto, esto significa que no estás planeando tu futuro y no tienes una estrategia financiera. Es decir estás viviendo a la deriva.
Recuerda esta frase: Si fracasas en planear, planeas fracasar.
Con seguridad sabes cuánto dinero ganas, pero te aseguro que no sabes exactamente cuánto gastas.
Veamos.
Tener un presupuesto te permitiría detectar exactamente en qué gastas mes a mes, cuánto gastas; y como resultado, sabrás en que podrías ahorrar. En últimas esto significa tener más dinero a final de mes. ¿Te parece que vale la pena?
Recuerda que avanzar lentamente, también está bien.
Está bien ir lento, no hay nada de qué preocuparse. Queremos todo de manera inmediata, un mejor trabajo ya, un aumento ya y todo para ya; sin haber trabajado.
Construir riqueza lleva tiempo, trabajo y paciencia. Cada día suma y aunque no se vean resultados al cabo de los años, te darás cuenta del gran camino que has recorrido.
No pares de vivir
Recuerda que tu dinero puede ser un medio para un fin. Es necesario que lo disfrutes. No es una obligación acumular una gran fortuna. Y no esperes hasta que seas demasiado viejo para disfrutar de tu dinero.
Hay personas que han trabajado toda su vida y ahora en sus 60 años no son felices. Trabaja duro, pero asegúrate de disfrutar tu vida; especialmente cuando eres joven.